sábado, noviembre 01, 2008

¡OH, DIOSES, SED PIADOSOS!


“La lengua es un acusador verídico entre
los hombres llenos de vana soberbia.”
Esquilo

¡Oh, Zeus!, Dios de los Griegos
¡Oh, Jesús! Dios de los cristianos.
Dispensad mi afilada lengua
como la de víbora inclemente
cuya dureza tiene juicios pedregosos
y de ella
inflexibles pensamientos brotan.

¿Quién soy para acusar diferencias?
¿para calibrar errores nefastos?
¿para construir un mundo perfecto?
Sin embargo lo hago con fuego
con razones y con miedo.
Miedo de la vida, del castigo y de lo mío.
¡Oh, Dioses sed clementes!
Mis astillas que el viento no dañare
y mi estirpe cubierta con celo
protegiendo su luz al amparo
de mi leal y fiero destierro.

La soberbia, mal que corroe,
una enfermedad que domina.
¡Ahuyentad valientes guerreros!
Sacad de estos dominios mentales
aquellas costras
de la empedrada mente
pavimentada por mis formadores.

!Oh, Cristo! ¡Oh, Zeus!
Dioses de los siglos
dadme
aquella mirada de aliento
que ahora
más que nunca
siempre requiero.