martes, mayo 28, 2013

PROBLEMAS DE TRABAJO POR CUBA.

Fragmento de
MEMORIAS DE UN DESCONOCIDO
II PARTE
HERNÁN CARRASCO GÓMEZ
2007

 




D

urante mi permanencia en la ciudad de Talca, allá por los años sesenta, me vi enfrentado a varios problemas, relacionados con la representatividad de la empresa constructora donde trabajaba, la mayoría relacionados con la indispensable armonía que siempre debe reinar con los trabajadores, quienes, al comienzo de las actividades, deseaban boicotear las faenas, como por tiempo había sido su costumbre en Talca, en la mayoría de los casos con “éxito” de quiebra, para la constructora.
Sin embargo, en latas reuniones con los dirigentes sindicales de la Provincia –todos en “lista negra” de las empresas- fui convenciéndolos de que podían confiar en mi palabra para concertar acuerdos que, a las partes beneficiarían. Además, ofrecí que si por algún motivo fuera desautorizado por la empresa, renunciaba. Así gané su confianza y logré dirigir con éxito, faenas que exigían sobredimensionar el personal de ejecución, para revertir la delicada situación de atraso de las faenas, en cuyo estado me fueron entregadas.

Mis buenas relaciones con el Sindicato, permitieron algunas licencias como reuniones ampliadas a todos los trabajadores para informarles de sus avances negociadores. Por mi parte, también les formulaba algunas peticiones que terminaban emparejando la balanza. Como quien afirma: favor, con favor se paga.

Por esos días, dentro del quehacer mundial, el tema recurrente eran las amenazas que recibía la hermana República de Cuba, en el sentido de tener que enfrentarse  a la invasión de su territorio, si Fidel Castro no retiraba los cohetes atómicos proporcionados por Rusia y  que los Estados Unidos había detectado, por intermedio de satélites rastreadores, recientemente puestos en órbita. Los mencionados cohetes, constituían poderoso detonante, a punto de activar una tercera guerra mundial. Nosotros, alejados de ese escenario, poco o nada teníamos que hacer, salvo conocer de las opiniones emitidas por autoridades en medios de comunicación. No obstante, los trabajadores organizados, con todo derecho, participan en ese tipo de disputas y, esa no fue la excepción. Las murallas de todas las ciudades del país, daban testimonio de ello.

Un día cualquiera, recibí la solicitud del presidente del Sindicato, trabajador de la obra en esos momentos, para reunir a sus compañeros en la plazoleta de entrada. Le manifesté no había problema, si la hacían fuera de las horas de trabajo. Ante esa respuesta, se explayaron, manifestando el deseo de que todos asistieran porque venía un dirigente de Santiago a concientizar a la gente acerca de los problemas que afectaban a Cuba. Así, los motivos de tal petición, se explicaron por sí solos.

Algo les pedí yo a cambio, autorizando la reunión de unos setecientos trabajadores, a la hora de entrada, después de almuerzo, “media hora”, fue la mutua aceptación.

Acompañado de otros románticos partidarios del proceso cubano, nos sumamos a la convocatoria, apostados en la última fila. Tomó la palabra el presidente talquino para presentar al dirigente nacional, el que no desperdició segundo para desplegar su temario, recargado de conflictos para otros trabajadores, de otras partes, y sus empleadores.

Con asombro, yo veía que el plazo de la media hora se extinguía y el tema cubano no aparecía… ¡Ni apareció! El sonoro chuzo-campana, golpeado con un fierro, anunció que la media hora había concluido. Los jefes de terreno conminaron al reinicio de labores, por lo que, muy luego, el disertador quedó sin auditorio. Antes de retirarse, el dirigente de obra, me presentó al orador señor Celso Poblete. Inmediatamente, les hice notar mi molestia por el engaño, alegando él, falta de tiempo, que lo iba a hacer. Le manifesté, en forma directa: Mientras yo esté aquí, usted nunca más ingresará a la obra!... ¡Hasta nunca, señor Poblete!

Prontamente, todo el altercado se supo, tanto en la obra como en la oficina central de la empresa en Santiago. Yo le agregaba que el engaño había sido de tal magnitud, que ni siquiera se había mencionado el “agua de cuba”, antiguo producto para lavar ropa, me parece.

El tiempo siguió su marcha acelerada y las obras también, pronto a terminarse, con el plazo corregido y, además, segura obtención de “premio” por adelantado en la entrega. Así de buenas se mantuvieron las relaciones con los trabajadores, mención especial a los santiaguinos que, en gran cantidad me acompañaron sin desmayo. A su vez, muy preocupados me llamaban desde Santiago para avisarme que, de improviso había sido nombrado Consejero de CORVI –mandante nuestro- en representación del Presidente de la República Don Jorge Alessandri Rodríguez, “un amigo tuyo” me decían, quien había expresado sus deseos de visitar los trabajos de Talca, como primera actividad de consejero… además, pidió debía recibirlo yo…

Desde joven, en mis variadas actividades de dirigente estudiantil, organizador de lo que fuese necesario, dirigente profesional y jefe de actividades laborales, me formé en un correcto proceder, sin “tejado de vidrio”, lo que siempre me ha permitido luchar con fuerza, la fuerza de la verdad y la ética. Fue así como en esta oportunidad –bastante joven- me vi enfrentado a una difícil situación para salvaguardar intereses de la empresa y mi honor. La empresa acusaba ciertos temores de una posible mala calificación, si el señor consejero informaba subjetivamente; además, temiendo yo lo hiciera víctima de algún desaire, consecuente con lo prometido. 

Sucede que, en esa empresa, trabajaba un hábil relacionador público, Dn. Juan Messina, quien se encargó de la difícil misión, consistente nada menos en que el señor consejero me diera explicaciones, que era lo que yo pedía, olvidando entonces yo la “sentencia” de no recibirlo.

Después de largas tentativas, por separado, ellos en Santiago y yo en Talca, se armonizaron las dificultades de las partes para dar salida honrosa a las dos posiciones. Nos reunimos en un Hotel de la plaza principal y allí, degustando exquisito coctail, limamos las asperezas, antes de ingresar a la obra la que, correspondía, encontrara aceptable desde cualquier punto de vista, asunto que debería reflejarse en su informe a la entidad.

Con el tiempo entendí que, en ese entonces, el dirigente sindical se hallaba en campaña, en procura de engrosar su currículo para alcanzar la meta de consejero que se había propuesto. Además, qué Cuba podría interesarle tanto al señor Poblete, si representaría a uno de sus enconados detractores, el Presidente de la República, señor Jorge Alessandri Rodríguez. Verdaderamente, se trató de un subterfugio, fallido porque asistí al acto, en toda su extensión.

Esta anécdota, hoy la recuerdo como una sabrosa anécdota laboral más y con final feliz, pero, debo reconocer que, en esos años, nos causó enorme preocupación. Son lecciones que el curso de la vida nos va entregando gradualmente, para un mejor accionar en el futuro, siempre por la senda correcta, nunca traicionando los principios básicos.
 

lunes, abril 23, 2012

PRÉÑAME, MUJER



SUEÑO EN HIROSHIMA

El pequeño Mishiva
soñaba con un sol
resplandeciente
sobre el cielo
de su casa
Entonces,
estalló la bomba.


LA AURORA DE LA VIDA

Recorrió el desierto de Galilea,
Relumbró en la estéril arena
Santificada por la huella
Del Nazareno. Frutos
De eternidad maduraron
En beneficio de los hombres.

Sanó Jesús al leproso,
Primera llave que le cerraría
Las puertas de las ciudades.
¿Lo sabía el divino Maestro?
¿Por eso oró en la sabana
Galilea? Verdad o no,
El hijo de Dios no desvió
Su camino, continuó
Sembrando sanidad
Y la fortaleza del Evangelio.

Más tarde, el Cristo del Madero
Estremecería la tierra,
Cegaría al sol en tanto
Su espíritu regresaba
Al Reino de su magnífico Padre.
Abajo, en solitaria sepultura,
Nacía la nueva era humana,
Luz para el candelero eterno.


VOCES DEL TEMPLO

Verdor del campo y azul de los sueños
Encabritan los recuerdos anunciando
Paisajes olvidados en un rincón de la noche.
Cabalga el río sobre mis sienes despertando
Las alturas de la nostalgia de una vida
Placentera bajo el alero de su frente amplia,
Bebiendo el agridulce néctar de sus labios,
Recogiendo la ebriedad de sus palabras
Blancas resonando en la fuente del cerebro.

Esa región era mi refugio sacro y también de oscebia.
Las voces del templo llamaban a la oración
Vespertina cual cencerro de las pastorías
De la vieja comarca donde el amor era semilla
De seres nunca habitados en la tierra.
Mano de nieblas inquietas guiaban el paso
De la muchedumbre, perdida en las quebradas
De la lujuria y el desvarío violento de las vestales.
Así, los altares gemían las ausencias desviadas.

Anochece sobre mi piel y cánsanse los ojos
De vigilias milenarias. Se atenúa el pensamiento
Y el paso reclama reposo. Mas el recuerdo es
Azufre y agua y nada lo apacigua en mi mente.
Recostado sobre ingrávidas y tibias mantas,
Miro el pasado y el futuro se duerme en la campiña.
Cual músico que al terminar su canto apoya
En el suelo la cantarina guitarra, así mi corazón
Detiene su rítmico camino y ahora ya descansa.
  


PREÑAME, MUJER

Preña, mujer, mi corazón con tan solo
una mirada de tus ojos de fuego,
para que yo sueñe el húmedo beso
que nunca me dará tu boca.
Dame el hijo que ha de llorar en mis entrañas
y que amamantaré con este loco amor que te
                                                      tengo.

Lo alimentaré con brevas, manzanas
y membrillos del huerto que añoro,
Edén para este hombre solo.
Lágrimas serán su dulce leche que no ha de
                                                       libar 
de los pechos que jamás serán suyos ni míos.

Préñame, préñame, ya, imposible mío;
abro mi cuerpo para recibir al hijo que pasearé
por parques, calles y ríos. Irá de mi mano
                                                      prendido
como soldado por la fragua de Vulcano,  
                                                en el Olimpo.                                              
Sólo yo lo veré, porque será siempre un
                                                     sueño                                                    
sólo yo escucharé su voz de niño preguntando
por la madre que lo regaló a mi destino.
Entonces rasgaré mi pecho, le abriré
mi corazón y verá tu rostro, te besará los ojos
y juntos gritaremos tu nombre, cuatro letras,
cuatro letras, como Amor y el vino.

Préñame, ya cariño, que cuando yo muera,
este amor, dulce tortura que por ti siento,
lo ha de continuar, eterno,
         nuestro soñado hijo.



DE TESEO Y MINOTAURO

Si en algún momento la luz de su mirada
me rescató de la siniestra curva trazada por el hierro,
ahora, rechazado en los umbrales de su casa y de su 
                                                                   huerto,
precipitado retorno al espiral del sangriento Minotauro.
Yo, transformado en varonil Teseo, lo enfrento
con el coraje otorgado por el elixir de sus recuerdos.
Lucho con denodada fuerza y al ocaso logro el Toro 
                                                                  vencerlo.

Mas la victoria es apenas un nuevo comienzo.
Mi espada yace solitaria en el ensangrentado suelo,
y con pavor compruebo que soy también el Toro 
                                                                yerto.
Movidos quizás por qué sortilegio, Teseo y Minotauro
renacemos para renovar la lucha que vuelve a estremecer los solares de los muertos.

Por siglos se derrama la sangre de los contendientes,
sangre líquida y coágulo repetido en el ruedo
                                                        de mi infierno.
Así, la simetría del duelo. Afuera brillan dos soles
preñando las rosas del firmamento;
adentro, apenas la argentina chispa del acero buscando, fiera, suave vaina en mi pecho.

Desgarrando el cuello del Toro cerceno mi garganta,
una y otra vez, así, por la eternidad de los días,
muriendo y renaciendo. En cada nacimiento, gozo
la alegría de re-ser guerrero. Mas, efímero el contento;
la infausta metamorfosis repite el odio en el toro
                                                         y en el hombre. 
                                                         
El regalo de la luz cae y pasa a ser mazmorra
de mi eterno infierno, donde ya no penetra
la claridad de mis dos perdidos luceros.
Retornamos a lid, y en esta eterna brega me asesino con mi propia
espada, pero nunca muero.

jueves, enero 19, 2012

CARETAS ESCONDIDAS.


DARÍO VALDEBENITO.
La inquieta noche cambia su fisonomía
en brevísimos lapsos diferentes
Hay ratos que es ambigua o celestina,
hermafrodita, desmembrada, afrodisíaca
o que se yo.
Friolenta y hambrienta a veces, calurosa
y seductora en otras.
Le incomoda la rutina cuando no es
talentosa
y la parsimonia cuando es tan liviana
La llave del silencio la tiene sólo ella.
Es esquiva a ratos con la Luna, cuando ésta
cae en la melancolía,
a la vez que se pone quejumbrosa y
egoísta
y se llena entonces, de sombras que asombran,
las meditaciones de los hombres.

En la Comarca o en la Cofradía resurgen ahora
mil caretas escondidas, como la misma
negra
noche de hoy.
Si, cambian a la par y cotidianamente
esas caretas
de
los hombres que un día fueron felices,
cuando sólo tenían, una de aquellas.
El silencio es un sagrado castigo para
las lenguas
traidoras que revisten o alucinan caretas
fantasmales
que remueven los escombros de la noche
desvelada
y taciturna.
Desaparecen entonces, los ángeles con sus
caretas
bondadosas de otro tiempo
Y se multiplican los demonios, con sus
caretas raídas
o quemadas por el sol
Que desgarran ahora, a un destronado
corazón y
extinguen poco a poco la luz, de su
lámpara de amor.

jueves, octubre 13, 2011

RECORDAR.



Rostros difusos y prisioneros del ayer
recuerdos que el correr de las hojas
han gastado y desvaído como humus
que nutre aquella planta que ya fue.

Así como espectros del alma
circulando por plazas y mercados
recordaré mis afanes y vergüenzas,
vocearé silenciosas plegarias por odios viejos
hasta convertirlos en ocasos que traga el mar.

Mis mejillas sentirán el calmo deslizar
de lluvia fina y dolorosa
que evocará sus imágenes…
sus pasos que fueron presente y ahora pasado
musitando incansables susurros sordos
como permanente compañía.

Miraré hacia atrás buscando un mago…
ese que es dueño de un reloj
que marca su horario a la inversa
y hacer aquello que no hice,
a lo mejor, decir lo que no dije
o juntar los sentimientos en muchos ramilletes
para entregarlos sin mezquindades
a aquellos que de mi sino fueron parte.

Esos encuentros serán los fantasmas
escondidos detrás de mi invierno.
Sin duda, la próxima primavera los guardará
con su sombra de arcoiris florido
desleído en la misma agua de viejos recuerdos.

Y también estoy cierta que los compartiré
como dulces confites, trozos de mi paso cierto.

R. ASCENSIÓN REYES-ELGUETA.

PUERTO SINGULAR…




Las luciérnagas han despertado
con la quietud del reposo, ellas titilan…
mientras la luna muerde los techos
y las estrellas roban suspiros a la noche.

Pancho, tu calendario de vasto histórico
y esas espadas ganadas en lides justas…
son símbolos de alcurnia orgullosa
desde añejo tiempo en que el oro y
las especias, eran la meta obligada…
Hasta hoy…nuestro presente
en que nautas y hombres de mar
dentro de sus castillos,
mecidos por un Pacífico
celoso y maltratado
se acodan a estas orillas
con bravura de espuma y arena,
impronta de un histórico pasado.

Eres vida…eres jolgorio multicolor
del arcoiris que cuelga de tus ventanas
de tus lares sujetos a pendientes viejas
de aquel casi medio ciento de alturas
bautizadas por el quehacer de sus gentes.

Las escalas de aquí y allá
parecen reptar al cielo
en busca del perdón a su pereza.
Sueñan con escobas que huyeron y
la suciedad convertida en fantasmas
vuela en los cansados hombros del viento.

Añejos lugares de oración
comienzan tu historia.
La Matriz…
como nido de una madre cariñosa
que ha dado a luz, cientos de vías
en un sube y baja con ritmo de pasos
colocando brillo en adoquines legendarios.
O San Francisco…
bautizado Pancho,
faro escondido entre cemento y ventanas,
quien desde siempre velará
nuestro mito de ilusión.


R. ASCENSIÓN REYES-ELGUETA

TIERRA.



Minúscula esfera azul entre el cosmos infinito,
inmensa, para los que moran en ella
cuyo tiempo se diluye entre
mañanas de luz y dorados arreboles.
Tiene música de trinos en conciertos sibilantes
y travesuras de un Eolo, que juguetón
alborota mares, praderas y montañas,
ilusión de un despertar tempranero.

Madre, tierna y pródiga que alimenta a sus hijos
con la savia fuerte de su piel y el fruto de sus entrañas.
Madre severa que impone normas y leyes
cuya naturaleza está…
desde el despertar de la vida y el inicio de los tiempos.

Mas, cuando se violan aquellas leyes naturales.
Agraviada…su vientre enérgico y fecundo bulle,
se remece con furia devastando el orgullo del hombre
y respira fuerte, lanzando suspiros de lava y fuego.
Otras, el líquido elemento como sierpe funesta
se recoge…
y luego…
retoma sus dominios con lamentos de sangre y muerte.

Algunos de sus hijos se han olvidado:
Del arcoiris florido entre valles verdes
del murmullo acompasado de sus cauces
de los seres inferiores que proveen sustento.
La inconciencia y el poder han dado paso a la destrucción
y al olvido de aquello que sin pedirlo se da.

¡Tierra, madre nuestra…!
¡Que tu memoria no olvide: Somos imperfectos!
¡Sin embargo, también somos tu amada herencia!


R. ASCENSIÓN REYES-ELGUETA.

domingo, agosto 28, 2011

CUANDO LOS SILENCIOS



Cuando los silencios lleguen a tu vida
sabrás por fin
el lenguaje del viento
sabrás también descifrar
el lenguaje estelar de la noche

Cuando lleguen los silencios
sabrás en que dirección lloran los álamos

Veras despertar la ribera
que durmió por años
con ecos de lamentos

Cuando lleguen los silencios
sabrás que nada es igual
ni la mueca agonizante de tu rostro
formara otra expresión
eso, cuando lleguen los silencios

sábado, octubre 02, 2010

POESÍA EN LA MONTAÑA.

Textos de Ángel Bermejo

ENCORDADOS

El día clareaba con sus primeros albores.
Despertamos en lecho de piedra
con trinar de pájaros madrugadores.
La penumbra gris en el vivac
se va desvaneciendo.
La roca de la montaña enhiesta
con disímiles formaciones
parece elevarse al cielo.

Tres montañistas trepamos
por verticales paredones,
unidos por la cuerda
la dama y dos varones.
Pienso, mientras subo en la cordada,
que en esta feliz ocasión
confluyen dos pasiones enlazadas:
una, actuar primero de cuerda;
otra, escalar acompañado de la joven amada.

De lo alto se avizora extendido manto
de frondoso follaje
cubriendo colinas, lomajes y barrancos.
El bosque de robles en otoño
de ramas violeta y hojas anaranjadas
destaca inmerso en el verdor
como una isla coloreada.

Amarillento camino sube serpenteando
por tupidas laderas.
A lo lejos el valle luce rectangulares parcelas.

Anclado a clavija en la roca inserta,
recojo, asegurando la cuerda que me une a ella.
El sol ilumina su cabellera
con reflejos tenues, como cinta de seda.
Entre sus hombros atado,
cae mechón oscilante
cuyas hebras castaño claro
tiemblan al soplo del aire.
Sus finas manos sobre la roca con esmero
contrastan con las fuertes
de nuestro tercer compañero.
La cara lozana sólo es visible si mira hacia arriba
y denota gestos de esfuerzo
para alcanzar agarres en que se afirma.
Los ojos de pupilas inquietas
buscan con afán separados asideros
en diagonal grieta.
Después de pasada difícil
con tenacidad franquear,
llénanse de rubor sus claras mejillas
con agitante respirar.

Hemos llegado a la cima.
¡Ya no hay nada que escalar!
Sentimos emoción estremecida.
¡Es un anhelante conquistar!
Nos unimos en triple abrazo efusivo
con risas, hurras y palmetones de gozo.
Mosquetones que nos cuelgan del arnés
acompañan con tintineo armonioso.

Oteamos la andina cadena montañosa
en el panorama extenso,
morada majestuosa coronada de hielos eternos.

Al lado opuesto, muy a lo lejos,
se divisa una azul franja de mar
limitada con el cielo por el horizonte recto.

Luego, para descender,
lo hacemos por ruta de menor dificultad
desescalando o descolgándonos en rappel
por las inmensas murallas una y otra vez,
hasta llegar al llano.

Desde ahí la jornada de escalada ha terminado.
Tiempo después surgen premoniciones
que raudos los años tristemente confirmaron.
Ella por un camino, yo por otro,
nuestros destinos inexorables se alejaron
dejando reminiscencias nostálgicas
que el pasar del tiempo no ha borrado.

En el silente jardín del espíritu
está tu recuerdo sembrado,
perenne flor primigenia.
Y yacerán las almas encordadas
como lo fuimos sobre roca,
con la cuerda en venturosos días lejanos,
por siempre Ismenia.



DESPEDIDA

Cuando las nubes grises ocultaron el sol,
aquella fría tarde de junio,
con serena mirada nos dimos el adiós.
Caminaste breves pasos para abordar el bus
y al marcharte, con tristeza, sonreímos los dos.
Luego, la desolación se apoderó de mi
muriendo en el adiós el sueño más feliz.
La noche fue larga y obscura,
sólo un silencio profundo y grave.
Los recuerdos transitaron por mi mente
en torbellino sin fin.
¡Cómo olvidar instantes pasados
que de la mente afloran cuál lejanos resabios!
La tierna sonrisa de los labios,
el compartir juntos del campamento,
la festiva fogata, rodeada de amigos
en convivencia con cantares y amena charla.
La marcha por sendero de empinada ladera
con mochila abultada en la espalda,
short y ajustada polera
en prácticas de escalar.
La alegre y espontanea risa
luego que por cuerda bamboleante bajar
desde elevada cornisa.

En el monte, su figura en la pared se eleva
centímetro a centímetro
moviendo una extremidad a la vez
en lenta danza de equilibrio.

El tiempo transcurrido vive en mi,
los campos y montañas que nos vieron sonreír
bajo un cielo diáfano volcando claridad,
encordados escalando
o descendiendo por la roca vertical.

Cuando la primavera vuelva nuevamente a surgir
y las flores pinten de color el campo;
otra vez el dolor y la nostalgia
se hundirán en mi.
Se irá mi queja entre los vientos
por quebradas, riscos y lomajes
nombrándote, para morir luego
en el eco distante.

ANDINISTA AMIGO

Dedicado a Óscar Hernández

Andinista amigo,
yo te hice un lugar en mi carpa,
acampados en la vega[1]
al pie de la montaña,
y juntos encendimos el fuego
que duró hasta el alba.

Andinista amigo, mi gran camarada,
he seguido tus pasos,
he hollado la huella de tu vibram [2]

en la nieve marcada.
He subido contigo
a la alta montaña,
firme el piolet[3], la cuerda tensada,
crepitando los crampones[4]
en cristalino hielo, en la ruta trazada.
¡Paso a paso, con vaporoso aliento,
compartimos la emoción
de alcanzar la cumbre anhelada
en la más grande aventura del espíritu!
Y luego contemplamos
el grandioso panorama circundante.

Andinista amigo, mi gran camarada,
he bajado junto a ti la pendiente nevada
por sobre blancos ventisqueros[5],
por entre agudos penitentes[6],
por largos acarreos[7]
y por profundas quebradas.
Y al llegar al agua por donde corre el estero,
entre las peñas y espinos huraños;
yo te vi a mi lado, mi gran camarada,
sereno, tranquilo, sonriente
como un buen hermano de nuestras montañas


CAMARADA ESCALADOR

Camarada escalador,
de numerosas jornadas
en paredes de montañas
andinas y de la costa,
cuando subíamos por la roca, encordados;
llevabas sombrero semejante a tirolés
y pantalón de escalada snicker.
Parecías del siglo pasado,
un entusiasta alpinista.

A más de 4000 metros,
cuando el sol asoma
entre las alturas pétreas
dibujando sobre la roca
alargadas sombras rectas,
ascendemos por un largo glaciar
y los rayos luminosos
doran la montaña con tibieza.

Nos quitamos los crampones
al pie de gigantescas murallas
y unidos por cuerda los tres
iniciamos la vertical escalada.
Los largos de cuerda
se suceden unos a otros.
El líder observa desde arriba
Sólo cabezas, hombros y brazos
se perfilan en escorzada visión.

Abajo, entre grandes pedregales,
descienden las aguas turbias
de torrentoso estero
del cordillerano cajón.

Serias dificultades ofrece la ruta
en la escarpada ladera que
como bastiones defiende la cumbre señera.
Primero: bloqueados por muro liso
sin asideros bajamos algunos metros,
siguiendo por ancha grieta.
Luego, enormes bloques de hielo empotrado
impiden el acceso.
Franqueamos la pasada expuesta
con pie en roca y el otro en el frío elemento
tallando pequeños escalones con mano diestra.

Llegamos a la ansiada cima, muy pequeña,
área en que apenas los tres montañeros
se arriman fuertes abrazos
y gritos de alegría,
rescate de testimonios
y la ritual fotografía.
Admiramos el sobrecogedor espectáculo
de innumerables cumbres
que nos rodean
y que el ocaso del sol de índigo las teñía.
Delgada y muy larga sobre una ladera
se dibuja la montaña
justificando el nombre de monte Aguja.
En el fondo del espíritu
un sentimiento intangible
difícil de describir acaso.

Para bajar montamos seguros anclajes
y por las cuerdas que cuelgan
en la pared como arañas,
descendiendo por el hilo
desde su red nos descolgamos
por las elevadas murallas
una y otra vez hasta llegar al pie.

Luego caminamos por la pendiente helada
hasta el campamento alto
cuando anochecía.

Camarada escalador, contigo trepamos
las difíciles vías del monte La Campana.
Abriste con diestra decisión una ruta
que lleva tu nombre, la "Chirinos-Honorato".
De este mundo tempranamente partiste
cuando aún las laderas escarpadas subir podías.
Has emprendido la sombría escalada
al monte de la eternidad
de cuya cima no se desciende jamás.
Los amigos y compañeros de cordada
te recordaremos siempre
con respeto y aprecio
y con tu cara de triunfo sonriente.



Notas:
[1] Vega: superficie cubierta de pasto, que se encuentra generalmente en el fondo de los cajones cordilleranos.
[2] Vibram: nombre de marca de la suela de goma del zapato de montaña.
[3] Piolet: Herramienta deportiva parecida a una picota, que tiene múltiples usos en el montañismo.
[4] Crampones: sobresuelas metálicas con puntas, que se fijan con correas al zapato de montaña y que sirven para caminar y escalar sobre el hielo.
[5] Ventisquero: río de hielo.
[6] Penitentes: Formaciones de hielo de forma piramidal, que aparecen sobre los glaciares en las altas montañas. Se asemejan a monjes encapuchados orando; de ahí su nombre.
[7] Acarreos: Grandes pedregales que se encuentran en las laderas de las montañas.

jueves, enero 07, 2010

POR QUÉ TÚ.

¿Por qué tú no eres el joyero
que conduce los ascensores de Valparaíso?

¿Por qué tú no eres Diputado de la República
que legisla para los pescadores de
la Caleta Dalcahue?

¿Por qué tú
no formas una Punta de Diamante
con la derecha , la izquierda y el centro?

¿Por qué tú no eres el Rabino
de la Iglesia La Merced?

Tejes y destejes las palomas en la Plaza Mayor.
no eres viento de las Quebradas en el
matrimonio de la Sole. Por qué no.
Sembrar “cabritas” y merluzas en el Puerto.

¿Por qué no?

Leticia Mora