martes, octubre 07, 2008

POESÍA DE DARÍO VALDEBENITO.

En el número 33 de La Mano el poeta Darío Valdebenito nos regala textos diversos en su contenido y tono. Los hay existenciales, de crítica social directa o velada, mágicos y otros cotidianos o de una gran ternura hacia la infancia.

En cuanto a la temática trascendente, destacamos ”La Gran Anfitriona” donde habla con desparpajo a la dama: “Muerte…/ he aprendido a conocerte un poco/…eres…/ llena de nostalgias oscuras y trágicas.” Pareciera que la aborda crítico, pero en verdad Darío respeta y admira la justicia y democracia de la Muerte. Si en la vida de esta sociedad sólo encontramos “un Paraíso convertido en jungla”, nos espera más allá una “gran Anfitriona”.

La vida en esta tierra suele ser muy falsa y traicionera; el dinero, la belleza y el poder son el oscuro “Triunvirato moderno” que gobierna nuestros tiempos, mas él nos anuncia: “Todo reinado tiene un principio y también un final”. La Poesía permite al hombre la espera paciente de la liberación final. Nos asegura en “Cuando los perros ya no me ladren”: “quisiera escribir aquello que no rima…/ para no llegar tarde/ a la cita con la muerte”

En “Ángeles Principiantes” intenta -¡y lo logra!- una explicación fantástica de la génesis de Valparaíso, este “puerto loco”. Dice que es un juego de ciertas criaturas celestes que lo quisieron construir “¡por eso que este Puerto no es uniforme ni ordenado!”, argumenta. Valparaíso es el “preámbulo inconcluso de un naufragio”. Llama la atención la presencia de los ángeles en el texto de Valdebenito. Algunos se han escapado de sus moradas cual sombra y transitan brevemente, como el vecinito Matías que guardaba un tesoro en sus manitas: “el último beso que su madre querida/ le entregó con cariño y con todo su amor.”

La vida transcurre “A medias todavía” y la tarea y determinación del escritor es “… buscar el día prometido en la tierra no prometida / y sigamos haciendo poesía” Quizás la solución sea volverse niño y jugar, jugar a ser infante “marchando por la calle / desfilando marcialmente en línea recta /sin importarles el ronquido de los grillos /y tampoco la angustia de los dioses”, jugar a ser poeta, que es tal vez jugar a ser un ángel principiante.

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